El autor de esta carta cayó en un pozo sin fin al quedar engancho por su adicción a las máquinas tragaperras. Llego a tocar fondo y a punto estuvo de perderlo todo, solo el amor de su familia y su voluntad le hicieron salir de ese abismo. Éste es un canto de esperanza se puede salir de ese infierno.
He aqui la crónica de una huida hacia adelante.
Me lamo Juan estoy casado y hace poco cumpli los 50. trabajo como funcionario del Estado, y soy natural y vecino de un lugar del mundo...
Fui un adicto empedernido a las maquinas tragaperras, es ecri era un ludópata, un enfermo el juego. Esta adicción convirtio mi vida en un infierno, un sin vivir tanto en lo personal como en lo profesional y no diamos ya a nivel familiar, pues esta dolorsa situación deterioró lo que más quería: la relación con mi mujer y mis hijos. Ellos fueron los que sin tener culpa de nada pagaron bien caro mis errores.
Soy incapaz de recordar cómo comenzó esta locura, solo recuerdo que de vez en cuando iba a tomar un cortado al bar qu hay enfrente de donde yo trabajo y tiraba una moneda a la maquina. un día me tocó el premio y me puse muy contento, pero no tuve bastante, y segui jugando, y me gaste todo e dinero que había tocado esperando que me volviera tocar. Queria volver a escuchar esa musiquilla que emiten las maquinas cuando haz ganado, pero la música no llego y yo segui echando monedas...y monedas (Continuara)
